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CONOCIMIENTO, SABIDURÍA Y ESPIRITUALIDAD

CONOCIMIENTO, SABIDURÍA Y ESPIRITUALIDAD

Francisco Limonche Valverde
Ingeniero Técnico de Telecomunicación
Vicedecano COITT

La sabiduría se encuentra en el centro de cada ser humano. Por lo tanto, es preciso hacer un viaje al interior de cada cual para dar con ella. Cuando nos llega información del exterior y esta se asimila, se transforma en conocimiento; cuando el conocimiento aporta valor a nuestra vida, se transforma en sabiduría y acaba a su vez encontrándose con ese centro, hasta resonar en él y conformar la unidad, de la que forma parte.

La sabiduría es emanación de la verdad, y todos tenemos la verdad, aunque sea común delegarla en autoridad externa o en opiniones contrarias a las de la propia verdad. No obstante, la Verdad es una. Pero ¿cuál es la Verdad?: todas a un tiempo. El sol ilumina a todos y cada cual recibe su luz en la parte que le es propia, dependiendo de la hora, del tiempo y del lugar en el que cada cual se halle. El sol del conocimiento deslumbra, pero no quema. Empero, de tanto en tanto, nos ponemos gafas oscuras e incluso corremos a la cueva para protegernos de sus rayos, evitando mirar de frente a nuestro sol. El conocimiento interno que aspira a la transmutación, nos da miedo, y es desde el miedo desde donde actuamos, olvidándonos de la información, conocimiento y sabiduría más elementales de las experiencias ya vividas.

El centro es un lugar no muy alejado del eje que conforma la simultaneidad de nuestros pensamientos, sentimientos, intuiciones, palabras y acciones. Si alguno de estos puntos se desequilibra, surgen el desconcierto y posteriormente el dolor. Buscar el centro es el empeño mayor de nuestras vidas.

Otro de los pequeños secretos es el lugar desde donde se hacen las cosas. Habitualmente se hacen desde el temor e incluso desde el terror: terror a perder el empleo, terror a perder la salud; terror a perder el amor. Y sin embargo, la sabiduría nos aconseja hacer las cosas desde la impecabilidad; desde el respeto a nuestro propio ser, obviando la flojedad del pavor que impone el saberse sabios, fruto de la luz del sol que mora en nuestro interior. Además, cuando las cosas se afrontan desde la valentía de la impecabilidad, es justamente cuando son más útiles para nuestras vidas.

No obstante, tampoco hay que luchar contra lo oscuro. Las tripas tienen su lugar. Forman parte esencial del camino. La dualidad luz-oscuridad no debe de conllevar a luchas, sino a emplazar, sin prisas, pacientemente, a que nuestra parte densa y oscura anhele la luz que brilla en nuestra sabiduría.

El ser humano tiene el conocimiento, pero lo aplica en pocas ocasiones. Tener conocimiento no es tener información. Todos los escritos del mundo no bastan para mover uno solo de los velos que nos cubren, si no ponemos en ello propósito y voluntad.

El propósito de la vida es entre otros la experiencia. Caminar sin rumbo y sin determinar el destino es cansado, aunque también se llega. Cuando la experiencia se transforma en sabiduría, ya no precisa de más: se hace luz en la luz y encuentra el camino.

Pero ¿qué ocurre cuando uno escucha los sonidos de su sol, ya en forma de susurros, ya de pequeños fogonazos?: sale corriendo. La vida habla despacio, apenas el aleteo de una brisa; el calor tenue de algo que nos rebulle. Empero, el miedo nos hace correr a taparlo. La racionalidad nos impide el respeto a lo que yo soy. La ciencia, a la que doy toda mi autoridad, ha determinado que la espiritualidad es consecuencia de reacciones bioquímicas. Nada por tanto de vocecitas, de tonos elevados e incluso del tremendo grito del alma. No son reales y como no lo son, los tapo con medicinas, tranquilizantes, drogas…

El sol interior es luz y sonido.

El ser humano está compuesto de billones de células. Cada célula esta a su vez constituida de millones de moléculas. Cada molécula está compuesta a su vez de unos pocos o varios miles, e incluso millones de átomos. Cada átomo es un sol, en el que orbitan unos planetas llamados electrones. Forman parte de una constelación de soles, la célula. Cada célula es una galaxia. Todos los seres de la naturaleza llevamos impresa la información necesaria para las respuestas. Como es arriba es abajo.

Nuestros átomos son iguales a los de cualquier mineral, vegetal o animal. ¿Cuál es la aparente diferencia entre un ser humano y un mineral, por ejemplo? Radica en la pregunta transformadora, en el saberse responsable y portador de la verdad, y en el anhelo de encontrarse con el centro de nuestro centro.

Pero no somos superiores a nada. Y esa es también nuestra mayor grandeza, saber que somos los billones de soles del universo que nos habitan, y al tiempo el sol único, eterno, vivo de pálpito y de aliento divino.

La espiritualidad es un camino de ciencia. San Juan de la Cruz lo supo hace ya más de cuatro siglos.

COPLAS...

Entreme donde no supe
y quedéme no sabiendo
toda ciencia trascendiendo.

Yo no supe dónde entraba
pero cuando allí me vi
sin saber dónde me estaba
grandes cosas entendí
no diré lo que sentí
que me quedé no sabiendo
toda ciencia trascendiendo.

De paz y de piedad
era la ciencia perfecta,
en profunda soledad
entendida vía recta
era cosa tan secreta
que me quedé balbuciendo
toda ciencia trascendiendo.

Estaba tan embebido
tan absorto y ajenado
que se quedó mi sentido
de todo sentir privado
y el espíritu dotado
de un entender no entendiendo
toda ciencia trascendiendo.

El que allí llega de vero
de sí mismo desfallece
cuanto sabía primero
mucho bajo le parece
y su ciencia tanto crece
que se queda no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

Cuanto más alto se sube
tanto menos se entendía
que es la tenebrosa nube
que a la noche esclarecía
por eso quien la sabía
queda siempre no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

Este saber no sabiendo
es de tan alto poder
que los sabios arguyendo
jamás le pueden vencer
que no llega su saber
a no entender entendiendo
toda ciencia trascendiendo.

Y es de tan alta excelencia
aqueste sumo saber
que no hay facultad ni ciencia
que le puedan emprender
quien se supiere vencer
con un no saber sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

Y si lo queréis oír
consiste esta suma ciencia
en un subido sentir
de la divinal esencia
es obra de su clemencia
hacer quedar no entendiendo
toda ciencia trascendiendo.

El sol interior es luz y sonido. La ciencia es espiritual, porque todo pertenece al espíritu. Somos sabios, no por lo que sabemos, sino por lo que sentimos que nos llega del alma, donde no hay jueces ni quien nos examine de nuestras verdades. Vivir en sabiduría a través del conocimiento es iniciar un camino suave y sosegado, donde la luz del candil que espera la llegada del esposo es nuestro sol que baila con tus estrellas.


1 comentario

Joaquin Gorreta -

. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA

Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

Ejemplo:

Ceder el paso a un peatón.

Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

Poner un intermitente

Cada vez que cedes el paso a un peatón

o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años