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DARWIN, ¿CIENTÍFICO O APRENDIZ DE FILÓSOFO MANIPULADOR?, 25 de marzo de 2012

DARWIN, ¿CIENTÍFICO O APRENDIZ DE FILÓSOFO MANIPULADOR?, 25 de marzo de 2012

1, Presentación

El pensamiento contemporáneo es deudor y rehén a un tiempo de aquello que pensaron u obligaron a pensar a nuestros ancestros.

La panorámica de sí que contempla el hombre del siglo XXI, asentando en la implacabilidad de los miedos inducidos, se manifiesta conforme transcurren sus años de sobrevivencia en la contemplación de una franja de experiencia cada vez más estrecha.

El ruido y la información desmesurada dificultan la visión de conjunto: ¿pensamos o somos pensados?

En este contexto la “religión darwinista” compele a los “ateos” al abandono de todo aquello que la lógica y el sentimiento inducen en lo profundo, so pena del ostracismo y del descrédito “científico” más absolutos.

Para abordar un sucinto análisis de la teoría expuesta en el libro  El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida, he seleccionado el libro del divulgador turco Harun Yayha, http://www.harunyahya.es/

Adnan Oktar, nombre de nacimiento de Harun Yahya (* Ankara, 1956), es una figura destacada de Turquía y un ferviente defensor del creacionismo en la controversia entre creación-evolución. Es considerado por algunos como el líder musulmán defensor del creacionismo.

Lo que ha hecho fijar mi atención en Harun, al que sigo desde hace años, es lo didáctico de sus explicaciones, unido a la belleza de los documentales que complementan sus libros, de los que dispongo de más de cincuenta. Esencialmente estoy de acuerdo con Harun en que la teoría de la evolución es un engaño. No lo estoy sin embargo en situar el islam como referencia espiritual con carácter universal y en algunos otros excesos narrativos de su obra.

También he tomado por referencia los vídeos del catedrático de biología de la complutense Máximo Sandín:

http://www.somosbacteriasyvirus.com/

“Máximo Sandín rechaza vehementemente la teoría darwinista en cualquiera de sus versiones. Para Sandín, la vida es un fenómeno de la más alta complejidad. Eso no significa simplemente reconocer las intrincadas relaciones entre los numerosos elementos que componen a los organismos vivos, sino el hecho de que sólo se puede hablar de vida, en su forma más elemental, cuando todos estos elementos ya están en una interacción coordinada y produciendo la funcionalidad del sistema. No se trata de reconocer la vida como algo “complicado”, sino como un fenómeno complejo.

La complejidad implicada en el funcionamiento de la vida, hasta en las aparentemente más simples funciones como la codificación de una proteína por un gen, choca con la simplicidad de las mutaciones lentas, graduales y al azar del darwinismo. Ningún científico que conozca el funcionamiento de la célula, las relaciones bioquímicas entre las moléculas de la vida y el enorme equilibrio entre las funciones celulares deja de impresionarse con la intrincada cadena de relaciones que hacen que la vida exista” (Wikipedia)

 

2, El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida

Darwin era, cuando acometió el viaje en el Beagle un naturalista aficionado, en las antípodas del deseo paterno de que fuese pastor anglicano, y estaba además atormentado por el temprano fallecimiento de una hija.

Sus conocimientos científicos en biología resultaban probablemente interesantes y desde luego acometidos con la fe del estudioso que persigue justificar un resultado a priori establecido.

¿Qué dice básicamente la teoría sobre la evolución de las especies?

Dice que todos los seres procedemos por evolución de un mismo antepasado y que es el “azar” por sucesivas y concatenadas coincidencias “azarosas” quien configura la variedad ingente de plantas, animales y hombres que existen o han existido sobre la Tierra.

Resulta cuando menos curioso que un “científico” arrogue al “azar” el proceso de la vida y no defina que es el azar, instrumento que justifica el entramado sobre sobre el que sostiene su teoría.

Sin embargo ¿qué suponemos pueda ser el azar, de acuerdo con lo anterior?  ¿Es por ejemplo la probabilidad de que entre las infinitas posibilidades de un presente, una de ellas, la más eficiente, resulte ganadora?

Si es así ¿en qué consiste la victoria? Quizás ¿en la combinación óptima de los sucesivos compuestos bioquímicos conformados por la acción del sol, agua y gases de los que surja un ser que se pregunte en qué consiste ganar o que es el azar?

El azar para mí es el origen creador, consciente, omnisciente y eterno.

Por ello nada encaja coherentemente con la teoría de Darwin si esta no se entiende como lo que realmente es: un mecanismo de control para manipular al ser humano. Cierto que todo lo que se manifiesta remite a una “evolución”. La propia creación del universo evoca a la geometría, a los ciclos y al orden. El gen que programa la proteína está contenido en los campos invisibles de la materia; de los ciclos de las estaciones, a las estrellas y de estas a las galaxias que contienen el trazo del big bang.

Desde ese punto de vista sí que parece compartamos un ancestro común: el programa de creación del universo. No obstante de inmediato se suscitan múltiples dudas ¿quién programó al universo y con qué finalidad?

Si la respuesta es que el universo es y no ha sido creado, todo queda reducido a un acto de fe en el dios azar. Si por el contrario la respuesta es que ha habido un programador  ¿por qué este no se deja ver?

Es en esta zona de incertidumbre donde el empirismo manifiesta una superioridad aparente. Sin embargo, ¿dónde quedan a su vez los trillones, tal vez infinitos estados intermedios evolutivos de todo lo que es o ha sido? Todas las pruebas almacenadas durante años en museos y universidades caben en un camión no demasiado voluminoso, incluidos fraudes y engaños a conciencia. No hay pues un solo eslabón perdido. Hay infinitos.

 

 

3, ¿Qué filosofía propugna la teoría sobre la evolución de las especies?

Básicamente justificar el imperio británico y por extensión todos los que han sido de superioridad y de dominio de unos hombres para con otros.

No hay un solo poder que resista un mínimo análisis de humanidad. Del sumerio al babilónico; de este al egipcio, griego o romano y de ahí al estadounidense las pautas han sido materialismo, miedo, esclavitud y ejercicio brutal del poder tomado por la fuerza.

Hay algo que no encaja en la evolución más inminente, la del neolítico al sumerio u otras civilizaciones surgidas a la par, asiáticas, americanas y la egipcia fundamentalmente. ¿Cómo es posible que de una vida sedentaria y pacífica, establecida en clanes, tribus o agrupaciones humanas no muy numerosas, se pasase de repente a imperios con ejércitos, leyes, ciudades y desarrollos de todo tipo?

La forma en la que vivían los seres humanos más antiguos no deja lugar a dudas de que en ocasiones se violentaban los unos con los otros; pero jamás en la forma metódica, masiva e indiscriminada en la que lo hicieron y hacen los ejércitos de los imperios.

Cabe entonces preguntarse si la evolución del neolítico al sumerio ha añadido alguna ventaja evolutiva a los seres humanos.

En algunas cosas materiales parece evidente que sí; en lo inmaterial y trascendente, no. La emoción de vida se ha centrado desde entonces en la sobrevivencia física y en la sumisión al fuerte. De hecho, la evolución de Darwin ya quedó  impuesta por los sumerios.

Más que del mundo de las ideas, de lo abstracto, arquetipos o de la sombra es el miedo el que evoluciona hasta bloquear totalmente cualquier atisbo de avance conjunto en nuestra aspiración permanente a lo eterno.

Si sobrevive el más fuerte; si es el mejor adaptado el que impone su voluntad, ¿de que sirve que las ideas antecedan a lo ideado?

La emoción en su más densa manifestación impide a las masas el razonamiento en profundidad.

El ser humano, multimanifestado en ideas, razonamiento, conocimiento, anticipación, intuición… va dejando paso pues a una conciencia mermada manejable de la cuna a la muerte.

Si la vida natural, aún no domesticada, nos arroja incontables muestras de libertad y de no dependencia de las otras criaturas, ¿cómo es que el hombre va progresivamente quedando preso de sus dependencias: del alimento a la libertad; de la alegría al olvido de amaneceres.

 

4, Conclusiones  

La teoría de evolución de las especies es un engaño supino que mantiene prisionero al hombre. Ya era preso antes de que esta se hiciese visible. Sin embargo, las luces artificiales de la revolución industrial añadieron barrotes a la par que comenzaron a apagarse los pensamientos de libertad y el brillo en el corazón en las personas.

Con siete mil quinientos millones de seres humanos sobre la Tierra y parece que hasta el presente la han habitado del orden de ciento diez mil, probablemente no resulte fácil dominar voluntades. Urge pues a las élites justificar el derroche de vidas “no útiles” desde la superioridad de “los más aptos”. Empero, sigue sin haber evidencias fósiles que avalen la teoría.

Incluso el propio Darwin reconoce que no existen pruebas intermedias y más da la impresión de que su teoría sea la tapadera que avale una práctica eugenésica, validada por el capitalismo depredador de las élites.

La mutación o el azar exigen que el órgano se anticipe al medio en el que este se va a desarrollar. Molecularmente implica una coordinación prácticamente infinita de complejos mecanismos proteínicos y de ARNs. Las pruebas de laboratorio han logrado sintetizar enzimas, pero cuando menos son precisas dos mil distintas en un contexto preciso para que surja el germen primero de la vida.

La teoría de la evolución es tan sólo la gran prisión mental que mantiene inerte al hombre; todas las filosofías que buscan atajos o justifican la forma en la que se vive, de una u otra manera finalmente tropiezan con sus barrotes. Urge cuando menos usar la atención y el discernimiento para que nuestras vidas tengan un sentido pleno, lejos del horror del sometimiento de unos seres humanos respecto de otros.

Léase esta perla: Con respecto a las cualidades morales, aun los pueblos más civilizados progresan siempre eliminando algunas de las disposiciones malévolas de sus individuos. Veamos, si no, cómo la transmisión libre de las perversas cualidades de los malhechores se impide o ejecutándolos o reduciéndolos a la cárcel por mucho tiempo. / … / En la cría de animales domésticos es elemento muy importante de buenos resultados la eliminación de aquellos individuos que, aunque sea en corto número, presenten cualidades inferiores. Charles Darwin. El Origen del Hombre.

 

http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/msandin/origen_hombre.html  

Title: El Engaño Del Evolucionismo (The Evolution Deceit)

Author: Harun Yahya

 

Translated By: Abu Dharr Manzolillo

 

 

Printed: Diciembre, 2001

Printed: Sept, 2006

 

Published by:

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