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Inteligencia multidimensional

INTELIGENCIA ¿EMOCIONAL, MENTAL, ESPIRITUAL O MULTIDIMENSIONAL?

Francisco Limonche Valverde
En apariencia, una gran cantidad de seres humanos caminamos por la vida oteando el horizonte indefinido de la ansiada respuesta del porqué de las cosas.
Interpretar la vida es un continuo. Habitualmente la mente entra en proceso de búsqueda, pero no siempre halla. Surgen la pereza, el miedo o la desesperanza, y es entonces cuando toman cuerpo el ruido, el dolor, la confusión y la basura mental.
Iván Seperiza (1) dice que el 70% de nuestros pensamientos son pensamientos basura. Pensamientos que si los analizamos no surgen de nuestro ser más esencial. Acumulamos miserias, que a lo más proceden de la tribu. Miedo del niño, que una vez fuimos; miedo del padre, que tal vez nos confundió; del abuelo, que probablemente lo llegó a pasar mal; rencores, tedios que quizás se generaron al principio de todo y que fueron acumulando a lo largo de generaciones, hasta nublar de nuestra esencia su razón última.
La vida es multidimensional. No es científica, espiritual, material, emocional o mental... Lo es, pero a un tiempo. La percepción de las cosas depende de nuestro estado de ánimo, de nuestras creencias, valores, educación situación. Decir que la vida es ciencia, es simplemente decir una parte. Empeñados en convertir al hombre en producto de su propia observación o de la evolución de las especies, es tomar partido por una hipótesis, que por cierto nos ha llevado al intento de depredación de la naturaleza del cielo y de la tierra. La aparente evolución y origen del hombre, más que una realidad es una creencia. Pero es una creencia que ofende al sentido común y condiciona todo. Es tan obvio, que de haber estados evolutivos, la observación analítica y sistemática debiera de mostrarse en infinidad de formas y estados: cientos de billones, tal vez trillones de estados intermedios de cada una de las millones de familias, géneros y especies minerales, vegetales, insectos, animales... existentes. Si fuese realmente ciencia, ¡ qué desperdicio ¡
El hombre es un ser más, hermano de la tierra, del aire, del fuego. Lo es también de las demás especies. Estamos en la tierra para aprender; no para sobrevivir. La observación nos dice que la materia es una hipótesis, energía aparentemente concentrada. Nuestro propio cuerpo es un inmenso campo lleno de vacío, en el que las distancias entre el núcleo de cualesquiera de los billones de átomos que nos componen y sus electrones, se hallan entre sí tan alejados como el sol de la tierra.
Es este un tiempo de cambio, la linealidad da paso bruscamente a la caída de los velos. Se rasga el fruncido ceño del temeroso, que juega a la vanidad; cae la mentira del que se aferra al miedo cerval de un tiempo pasado. No hay vuelta atrás. Ya fuese Dios, ya fuesen los dioses quienes crearan al hombre, el ser humano de un tiempo a esta parte se está creando a sí mismo.
¿Qué hacer? ¿Cómo actuar?
Hacer: nada; actuar, en silencio.
Y ¿dónde está Dios? Se pregunta la ciencia
Dios se encuentra en la pregunta.
Pero Dios se encuentra también en todo lo que nos interpenetra. La ciencia nos dice que a toda acción se opone una reacción de igual fuerza y sentido opuesto. Dios, desde la física, no se encuentra por tanto en la acción. Se encuentra en la espera. En la espera inteligente.
La mejor aportación que cualquier criatura puede hacer en este momento de transición, es amarse a sí mismo. Amarse desde la inteligencia, desde el buen hacer, el tacto y la sensibilidad. ¿Cómo voy a ayudar al mundo si no lo hago conmigo mismo?
Sabemos que todo tiene consecuencias, pensamiento, palabra y acción. Un pensamiento puede generar un tsunami, otro lo puede aplacar. Una palabra, puede elevar; otra destruir. La acción es la síntesis de ambas. No es tanto hacer las cosas, sino desde donde o cómo se hacen. Habitualmente solemos hacerlas desde el miedo. Sin embargo, las cosas deben de hacerse desde el convencimiento y la honestidad. Dios es la conciencia, la palabra que nos grita desde el silencio. No se puede escuchar a Dios con ruido. Hacer en contra es simplemente desgastar una enorme cantidad de energía, que por fuerza tiende a sí en todo momento.
Habitualmente nos movemos por emociones, intuicciones, pensamientos. Tener conciencia de que es posible ser inteligente desde el pensamiento positivo, es un gran avance. Cuando todo parece ir tan deprisa que se nos van quedando jirones en las esquinas, es justo cuando hay que derrochar paciencia –ciencia de la paz-. Se puede y se debe aprender a pensar mejor. Somos lo que emitimos, recibimos lo que damos. Si emitimos paz, recibimos paz; si damos mal humor, recibimos mal humor.
Llegar a Dios no es religioso. Llegar a Dios es un acto supremo de sabiduría, expresión máxima de la inteligencia. Es entender que todo se halla interconectado, que las leyes físicas rigen en lo físico, pero que cualquier pensamiento, palabra o acción tienen reflejo en el presente, como lo tienen en el pasado o en el futuro. Si pienso bien, cambio mi presente, cambio mi pasado y cambio mi futuro.
Vivir es ante todo una actitud mental. Evitar los malos hábitos de pensar con dolor, me reconcilia con los pliegues donde se encuentra el niño resentido o temeroso o el abuelo que aguarda el fin sin haber resuelto el objetivo propuesto.

VIVAMOS EN PAZ, PENSEMOS MEJOR. SEAMOS INTELIGENTES
Iván Seperiza
http://www.isp2002.co.cl/
PENSAMIENTOS DE IVÁN SEPERIZA
1. Todos podemos usar de manera consciente nuestro subconsciente, programándolo de forma tal que su energía nos resulte beneficiosa.
2. Son los pensamientos positivos los que permiten la correcta programación mental.
3. Solo uno puede pensar, nadie puede hacerlo por uno. Por lo tanto los únicos responsables de la calidad de los propios pensamientos somos nosotros mismos.
4. Cada uno es el fruto de lo que ha pensado y será el resultado de lo que desde ahora piense.
5. A nadie culpes de lo que eres ni de lo que serás. Asume la propia responsabilidad.
6. Asumida esa responsabilidad se ha ganado la mitad de la batalla contra uno mismo. La victoria individual está más cerca.
7. En la mente no caben al mismo instante dos pensamientos opuestos. Por lo tanto la forma de debilitar un pensamiento negativo es la de tomar conciencia de su existencia y oponerle de inmediato su opuesto positivo.
8. La fuerza de los pensamientos es real. Sobran los ejemplos que lo demuestran. Podemos desde ya comenzar a utilizar esa fuerza con sabiduría.
9. Miremos el sitio en donde nos encontramos. En esta pieza todo lo que me rodea es el fruto de un pensamiento humano previo. Una visualización que dio lugar a un objeto material nuevo; una humana creación resultado de humanos pensamientos.
…MUCHOS MÁS EN SU PÁGINA. ¡¡GRACIAS, IVÁN¡¡

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