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El jardín del cáliz y María Magdalena, 12 al 15 junio 2009

El jardín del cáliz y María Magdalena, 12 al 15 junio 2009

El Jardín del Cáliz es un espacio de ensoñación situado en el suroeste del Reino Unido, Somerset, Glastonbury, en el que, según algunas leyendas artúricas medievales, José de Arimatea, tío abuelo o hermano mayor de Jesús, dependiendo de las fuentes, vertió, en las aguas puras de un pozo que allí se encuentra, la sangre y el sudor de Cristo contenidos en las vinajeras de la última cena.
¿Cómo pudo llegar José de Arimatea a aquél lugar atravesando todo el Mediterráneo por mar y Francia por tierra? La repuesta parece hasta cierto punto lógica. La familia de Jesús corría grave riesgo, tras la crucifixión de Cristo. El imperio romano abarcaba toda la tierra conocida de entonces. Sólo había espacios de tranquilidad en zonas muy concretas, una de ellas justamente en el suroeste de Inglaterra, donde habitaban druidas, semejantes en cierta medida a los esenios, y donde había establecido un cierto comercio con los judíos de la época.

¿Alguna vez os habéis detenido a pensar que sólo hay un hombre en toda la historia de la humanidad en el que se da un antes y un después? Ese hombre es Cristo. Mas sin embargo, también una mujer permanece en igualdad de rango y maravilla: María Magdalena.

María Magdalena, menospreciada por unos, ignorada por otros, es el Cristo femenino. Es la parte que le falta al puzzle de confusión humana para dar al fin con el descorrimiento de los velos. En Glastonbury se puede ver todo cuanto está relacionado con lo sutil: corretear a los elementales por los parques; Avalon tras la lluvia; druidas en el Thor en ceremonia dirigiéndose a los cuatro puntos cardinales, pidiendo paz y buenas cosechas… y a María Magdalena en cada esquina de la ciudad.

Hay también en Glastonbury una abadía custodiada por los árboles más bellos que uno alcance a imaginar. El pruno del fondo mece el viento entre sus ramas y difunde una música de aves y aguas por doquier. La tumba del rey Arturo se despereza entre el altar mayor y el sosiego del verde. Empero, es el perfume de Magdalena el que embebe el ambiente de un sosiego difícilmente entendible, para quien no haya experimentado la dicha de estar entre sus ramas.

Si Arturo está realmente enterrado o no, que no lo está. Si fue fiel a la esencia crística o no, que probablemente no, tampoco tiene importancia. A Glastonbury se va a sentir; no a pensar. El intelecto en exceso desconecta del corazón. La inteligencia ha de estar unida al amor para intuir siquiera lo que se nos ofrece en lugares donde perdura la vibración, que una vez acariciara estos prados y bosques de verduras.

El jardín del cáliz alberga la fuente donde brota el agua más pura. Hay dos espinos blancos. El más grande se encuentra entre dos tejos enormes, justo encima del bellísimo lago de la Vesica Piscis. Los dos espinos nacieron de los brotes del cayado que llevaba consigo José de Arimatea, ensartado en la sagrada tierra que le diera cobijo.

http://www.welcometoglastonbury.co.uk/2007/11/chalice-well-gardens.html

Todo el jardín rezuma geometría de perfección. No hay una sola planta sin propósito. Es el lugar de meditación más encantador que he tenido la suerte de encontrar. Sentado en cualquiera de sus rincones, se puede traspasar el umbral del raciocinio y desvelar esos pensamientos de la mente y de la conciencia, donde realmente habita el sol que nos mora. La trinidad de nuestros tres cerebros, la triada mente, corazón y conciencia. Es el triangulo que da paso a la puerta que conduce a la paz que germina desde hace milenios en lo más profundo de nuestra propia cueva.

Las aguas mecen, las aguas sanan. Caminar descalzos por la piscina de sanación del jardín es indescriptible. Cortan y te hace desear salir cuanto antes, pero que bien puede llegar a sentirse uno cuando recuerda la canción, tras el estribillo inicial del magnífico susurro.

María Magdalena es una mujer bella, grande, tiene el cabello ensortijado y una sonrisa de cielo. Viste como un ángel y camina despacio exhalando perfumes que aquietan, armonizan y perfeccionan. Tras ello surge el anhelo de dar con la Madre, con la Amada y encontrar de una vez por todas el lugar del que una vez partimos. Magdalena tiene una clave, ¿te atreves a buscarla?

En ella resuenan los ecos de las últimas palabras de Cristo en su postrer grito de alegría:

Elí, Elí, ¿lama sabactani, Dios mío, Dios mío, para este propósito fui reservado.

No es preciso desplazarse a Glastonbury para ser conscientes de la grandeza de Jesús o de su esposa. Mas sin embargo, ¡que alegría ser conscientes de que el amor permanece y no hay muros que lo contengan¡ Todo cuanto está aconteciendo, profetizado o no, sentido con temor o alegría, no son sino los signos de la presencia del que nunca partiera y está presto a manifestarse.

Más en:

Jardín del Cáliz

http://www.chalicewell.org.uk/

Abadía de Glastonbury

http://www.glastonburyabbey.com/

Incluyo por último este enlace de Iván Seperiza, médico chileno, infatigable difusor del pensamiento positivo, autor de más de trescientos documentos perfectamente elaborados. Este último que me hace llegar es sobre Cristo y la reencarnación. Viene al pelo, con datos sobre el emperador Constantino, la primera iglesia y las muertes que se han dado a Cristo, y no sólo la de la Cruz.

http://mm2002.vtrbandaancha.net/Jung2.html
Fraternal saludo
Iván de Quilpué
MUNDO MEJOR:
http://www.isp2002.co.cl/

José de Arimatea y música de Glastonbury

http://www.sfu.ca/sonic-studio/excerpts/excerpts.html#Spirit


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