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LLAMA DE AMOR VIVA, San Juan de la Cruz, 29 de marzo de 2012

LLAMA DE AMOR VIVA, San Juan de la Cruz, 29 de marzo de 2012

Presentación

Este trabajo de curso versa sobre la obra de San Juan de la Cruz “llama de amor viva”. El libro del que me he valido está editado por Ediciones de Espiritualidad. Es de una segunda redacción del propio San Juan. El ejemplar que poseo es uno de la cuarta edición (Madrid 2004), con introducción, revisión textual y nota al texto de José Vicente Rodriguez, e introducción doctrinal y notas doctrinales de Federico Ruiz Salvador. Tiene ciento setenta y nueve páginas.

Introducción

 

Llama de amor viva probablemente sea la declaración más intensa y sentida de amor a Dios jamás expresada por ser humano. San Juan de la Cruz, su autor, patrón de los poetas españoles, nace en Fontiveros, Ávila, como Juan de Yepes Álvarez, un 24 de junio de 1542; vive una vida de penalidades terrenales y al tiempo de conexión con lo divino: hambre, raquitismo, vejaciones, a la vez que belleza, bondad, descubrimiento y conexión con lo eterno… Aun así como mortal deja partir el alma sin ser notada un 14 de diciembre de 1591 en Úbeda, Jaén.

Lo desgarrador y tierno de su declaración de amor es que quien la escribe lo hace en una coherencia tal, que es su propia vida garantía de lo expresado.

A punto de perderla en cada instante y con una infancia de penalidades, ya de fraile se compromete con Teresa de Jesús en el titánico empeño de reformar al Carmelo. Encomienda que le lleva a soportar el tormento a que le someten sus hermanos de orden para su retractación. No lo consiguen y tampoco se queja por el suplicio. Muy al contrario las palabras que le surgen son de amor absoluto, en las que aliento interno y música de un alma enamorada se transforman en vibrante alegría, transformadas en poemas en los que la delicadeza del verso transmuta lo denso en sutil y místico. 

Contenido del libro

El libro se compone de una introducción, un prologo y de las cuatro partes en las que se divide el poema. La bibliografía en la que se basa, aparte del texto del propio San Juan, códice base del ms.20 del Archivo Silveriano, Burgos, hace uso de otras ediciones de la obra y tratados relacionados con el mismo.

A título de ejemplo

García Palacios, Joaquin, consideraciones sobre el símbolo de la llama, Salamanca, 1990, pp. 159-166

Y

Juan José de la Inmaculada, el último grado de amor, Santiago de Chile, 1941, 240 pp.

 

Aportación fundamental

La aportación más importante es la del plano o mapa que traza el místico en la perfección del soneto para llegar de la mente al corazón y de este al más profundo centro: verbos heptasílabos y endecasílabos en rima consonante que siguen al dibujo trazado desde la subida al monte Carmelo y de la luz que se alcanza tras salir de una noche oscura del alma.

 

El libro lo escribe San Juan a petición de Ana de Peñalosa, una de sus hijas espirituales, que le pide aclare lo que quiere expresar con el poema; aun así es tan evidente y hermoso que su sola escucha anima al alma e induce alegrías en quien lo recibe.

¡Oh llama de amor viva

que tiernamente hieres

de mi alma en el más profundo centro!

Pues ya no eres esquiva

acaba ya si quieres,

¡rompe la tela de este dulce encuentro!

¡Oh cauterio süave!

¡Oh regalada llaga!

¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado

que a vida eterna sabe

y toda deuda paga!

Matando, muerte en vida has trocado.

¡Oh lámparas de fuego

en cuyos resplandores

las profundas cavernas del sentido,

que estaba oscuro y ciego,

con estraños primores

calor y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso

recuerdas en mi seno

donde secretamente solo moras,

y en tu aspirar sabroso

de bien y gloria lleno,

cuán delicadamente me enamoras!


Comentarios personales

San Juan se inspira para su llama de amor viva, según el mismo confiesa, en un poema de Garcilaso.

Garcilaso queda desolado cuando su amada se casa con otro y aunque este no sea el caso de San Juan, el amor de San Juan hacia Dios es tal que es su alma quien busca al amado en la plenitud del apasionamiento que le hace morir de amor en vida.

Que tiernamente hieres… Así es como uno se siente cuando le alcanza la sonrisa del primer amor, empero este resulta más grande cuando es Dios quien te toca.

Rompe la tela de este dulce encuentro… Apenas si le es posible soportar el dulcísimo gozo de saberle cercano. Telas que le impiden o dificultan la visión y el contacto. Dios susurra en los pliegues de nuestra alma; escalofríos imposibles de transcribir en un escrito, y es la gracia del sentimiento la que lleva a la paradoja de morir porque no se muere.

Me casé con este poema y con este poema despedí a mi padre. Hay belleza en toda buena poesía, que cuando te alcanza en lo profundo, como es el caso, sólo ofrece una sola y única salida: la rendición. Me rindo ante San Juan y tiernamente muero porque no muero. 

 

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