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CAMINO DE ESTRELLAS, 28 de septiembre de 2108

CAMINO DE ESTRELLAS, 28 de septiembre de 2108

El camino de Santiago o camino de las estrellas es la ruta de peregrinos establecida en el siglo IX, para honrar a Santiago el Zebedeo, apóstol de Cristo.

Se inicia en cualquier lugar y finaliza en Compostela. Hay no obstante itinerarios muy transitados. El más conocido es el denominado camino francés, que comienza en Saint Jean Pie de Pod, Francia.

Un año recorrí el camino desde Madrid a Compostela en veintidós días. Todos los años procuro hacerlo, cuando menos caminando una semana.

En las noches claras la vía láctea señala la ruta y embriaga los sentidos. Durante el día son las flechas amarillas las que indican la dirección a seguir.

Hace ya varios años conocí a Jesús, un peregrino de mediana edad y rostro castigado por el sol y los vientos.

Era una noche de un mes de octubre. Hacía frío. Lo encontré guarecido, cubierto por una manta ante la puerta cerrada de la iglesia de Santa María la Real de O’ Cebreiro.

-      ¿Qué haces aquí con tanto frío, por qué no vas al albergue? – le pregunté.

-      No tengo dinero para pagar una cama– me respondió.

-      Yo te lo doy – repliqué.

-      No, gracias. Prefiero esto.

Me explicó que había comenzado a caminar quince años atrás y desde entonces no había salido nunca del camino.

Los albergues públicos suelen ser en general muy económicos y cuando un peregrino no puede pagar, no hay problema para que duerma en una litera sin aportar nada por ello. Sin embargo, Jesús prefería dormir caliente sólo las noches en las que él mismo pudiera costearse la cama.

Cuando podía ejercía de hospitalero o ayudaba en las cosechas de los granjeros que le aceptaban. Un mes acá, dos allá y así desde Saint Jean Pie de Pod a Compostela año tras año.

-      De joven me enganché a las drogas. Estoy solo en la vida. No tengo a nadie. El camino es mi familia – me confesó.

Le di un bocadillo y fui por un caldo gallego al bar cercano. Me lo agradeció.

-      No tengas pena por mí. El camino me ha salvado. He ganado quince años que antes no tenía.

Me despedí estremecido. Yo le ofrecí un bocadillo; él me regaló una enseñanza.

Jesús jamás caminaba con prisas, ni quería tampoco llegar a ningún lugar. Caminaba ligero de equipaje; en ocasiones sólo la soledad se le hacía llaga.

 

Fotografía Catedral tomada de http://catedraldesantiago.es/catedral/

 

 

 

Francisco Limonche Valverde

francisco.limonche@gmail.com 

 

 

 

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